Desde Almeida nos acercamos a Aldea del Obispo, en
Salamanca, para ver el Real Fuerte de la Concepción construido en el siglo XVII.
Apenas 10 kilómetros separan ambas localidades. Si no fuese por un discreto
cartel con el rótulo de España a la ida y de Portugal a la vuelta, el tránsito
de un país a otro sería imperceptible porque la árida meseta con su rala
vegetación los abriga por igual en su pobreza. Los estrategas de la
geopolítica, no encontrando mayores diferencias, hubieron de recurrir al cauce
semiseco del río Turones para establecer en él una raya divisoria que demarcase
los reinos. Tampoco nosotros las vimos, en el corto trayecto que hay de uno a
otro, en los rostros de un par de paisanos que acertaron a pasar por allí. Solo
el fuselaje a rayas de una destartalada camioneta con matrícula negra y números
blancos, nos dio la pista de estar en otro país.
El Fuerte de la Concepción es contemporáneo a las murallas
con forma de estrella de Almeida pero, al contrario de aquéllas, éstas no
albergaron en su interior una ciudad, sino una plaza exclusivamente militar con
capacidad para varios cientos de soldados. Vapuleado en la invasión napoleónica
por ingleses y franceses llegó arrastrándose moribundo hasta nuestros días,
dejando tras de sí un rastro de intestinos con forma de gruesos sillares.
Patrimonio Nacional limpió las graves heridas, secuelas de aquellas guerras;
hoy convalece amputado en un retiro dorado, transformado en un hotel de lujo.
De las penurias pasadas por sus antiguos moradores quedan como testimonios
mudos los lienzos de los baluartes quebrados por las bombas y las minas, las
brechas abiertas en sus sólidos muros por las que asoman terrazas de
confortables dormitorios, o la marcialidad de los fusiles con la bayoneta
calada en el hall de entrada, listos para rendir honores a los privilegiados
huéspedes. Si yo fuese Dios, que según mi mujer lo soy, tras la resurrección de
los muertos y el Juicio Final tendría el detalle de mandar con los gastos
pagados por la eternidad a los soldados allí caídos para que disfrutasen del
nuevo Paraíso diseñado por los estilistas de la cadena hotelera Eurostars con
"una combinación de elementos vanguardistas y una depurada decoración
ensamblada en los muros" del Fuerte de la Concepción, según reza su web,
más que nada porque se lo tienen bien merecido.
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