lunes, 27 de febrero de 2017

Crónicas peruleras. Capítulo XVIII: Hatun Ñaqak, el Degollador

10:53


A poco más de 100 kilómetros de Puno, siguiendo la carretera Panamericana Norte en dirección a Cuzco, se encuentra Pucará. Tendida a los pies del peñón de San Cayetano, acariciada por un luminoso sol que brillaba sin calentar, lo que hoy es una población de apenas 6.000 habitantes, hace más de 2.000 años fue el centro de una importante cultura urbana como atestiguan los restos de numerosos edificios encontrados en su recinto arqueológico.


Pucará nos recibió con un cielo tan azul que casi podía tocarse con los dedos desde los 3.800 metros de altitud en que nos hallábamos. Con el espíritu abierto, dispuesto a dejarme llevar por las emociones, agucé los sentidos y me dispuse a seguir el rastro de esta vieja y enigmática cultura cuyos latidos podía percibir en las calles de la pequeña pero bulliciosa ciudad que, en vísperas de la festividad del Carmen, se preparaba para la celebración anual de la principal feria artesanal y comercial de la zona.



Vestigios de aquel esplendoroso pasado es el complejo arqueológico de Pukara, donde se erigió un enorme centro ritual del que solo pudimos ver en la distancia, pese al conato de motín que iniciamos a bordo del autobús turístico, los basamentos de piedra de Kalassaya, una enorme pirámide truncada que se asemejaban a los andenes de cultivo que tantas veces habíamos visto.


Al menos, tuvimos el consuelo de contemplar lo que quedó de Kalassaya en el modesto Museo Lítico donde proliferan numerosas esculturas, estelas, monolitos y cerámicas. Las imágenes esculpidas en piedra representan un extraño microcosmos, difícil de desentrañar para un turista despistado pero observando con atención y puestos a interpretar, es fácil imaginar un estado fuertemente teocrático y militarizado en el que Hatun Ñaqak, más conocido con el sobrenombre de "el Degollador", por sujetar una cabeza decapitada sobre su mano izquierda y en la derecha un cuchillo, ejercería de sumo sacerdote ofreciendo sacrificios humanos  a los "Devoradores", dos deidades con forma humana que, al modo de Saturno devorando a sus hijos, de Goya, engullen a sendos niños.


             


La habilidad en el tallado y modelado de cerámicas de estos primitivos artesanos se transmitió de generación en generación a lo largo de siglos hasta el punto de que Pucara es hoy el centro artesanal más importante del sur de Perú, como pudimos comprobar sobre el terreno en los numerosos puestos que se extendían desde la Plaza de Armas hasta las puertas del museo.


En el concurrido mercadillo se amontonaban cestas con plantas y comestibles de nombres tan extraños para nosotros como su propia fisonomía (cañihua, olluco, camote, oca, yacón...). Aquellos productos de sobria presencia, sin empaquetar ni plastificados, de los que nada sabía me transmitían, sin embargo, una imagen de ingredientes imprescindibles para la salud. También ellos eran los herederos de cultivos milenarios que la Pachamama -Madre Tierra- alumbró en el techo del mundo y puso al alcance de la mano experta del indio que supo, con años de observación, arrebatarlos a la naturaleza salvaje y cultivarlos para su consumo, ayudados por los rituales propiciatorios de sus sacerdotes, profundos conocedores de la astronomía y  las estaciones. Me quedó la amarga insatisfacción de no poder comerlos en compañía de alguna de esas familias campesinas pues, soy de la opinión de que, quien no comparte los guisos que se preparan en sus fogones, no pueden conocer bien un país.


La estrella que más brillaba en el firmamento de la cerámica no eran los milenarios vasos ceremoniales de boca ancha con felinos pintados o modelados en su superficie, al modo de los que vimos en el museo, sino otra mucha más sencilla: el “Torito de Pucará”, o quizás debería decir los “toritos” porque no se conciben sin su pareja. Son la caricatura de un fornido toro, tan singular, que su extensa prole pasta no solo en los prados de los ríos sino pacen en los tejados de todas las casas de la región y del Perú entero gracias al carácter simbólico de su figura, signo de protección y felicidad en el hogar. Cuenta la leyenda que un campesino desesperado por la persistente sequía que afectaba a Pucará, decidió sacrificar a Pachacámac (¿recordáis a aquel temible dios, señor de los terremotos?) un toro en el peñón de San Cayetano para que lloviese. El toro barruntando su trágico final, resistiéndose a subir clavó sus cuernos en la roca y sorprendentemente brotó tanta agua de ella que terminó con la sequía. Esa es la leyenda pero éstas nunca se ajustan a la realidad que suele ser menos poética y más prosaica. En los rituales preincaicos se usaban vasijas con forma de llamas o alpacas para marcaje de las reses y propiciar la reproducción de los rebaños. En ellas se introducía chicha para fecundar simbólicamente la imagen y que convenientemente derramada sobre el ganado garantizaba su fertilidad. Con la llegada de los toros de la mano de los conquistadores, éstos sustituyeron a las llamas al convertirse en una poderosa fuerza de trabajo y fuente de alimentación. Cada adorno tiene una simbología especial que se repite sistemáticamente en todas las representaciones, un toro con los ojos redondos y desorbitados, lamiéndose el hocico, la cola enroscada y enjaezado con adornos para el ritual. Para que el ídolo de Pachacámac no se sintiese tan solo en mi casa decidí traer un par de ellos, no para procrear más sino para atraer la felicidad, que no es poco pedir.




Apenas quedó tiempo para asomarse a la iglesia de Santa Isabel, edificada a finales del siglo XVIII por los misioneros jesuitas, a buen seguro con las piedras de la pirámide de Kalassaya. En el pórtico nos recibió sobre las andas la imagen de la Virgen del Carmen ataviada para su festividad. Iluminada por el fuego de las velas, ella también venció a Pachacámac, como el toro de Pucara a las llamas andinas y los conquistadores a los incas. Pero no guarda rencor esta gente sencilla y devota hacia ella sino, más bien, todo lo contrario por las manifestaciones piadosas que vimos en calles e iglesias. Sin duda, ellos viven mucho más cerca del cielo que nosotros o, al menos, mucho más que yo.

 




Camino al autobús por la polvorienta calle de arena rosa robada a las piedras de los cerros por el agua y el viento, la imagen de unos ganaderos vendiendo vellones de lana amontonados a pie de la carretera me detuvieron. En su olor reconocí a aquellos que cada año salían del rebaño de mi padre. Son recuerdos lejanos pero muy nítidos. El esquilador con pañuelo negro anudado a la cabeza para recoger el sudor y, el cigarro apretado entre los dientes, derribaba con destreza a las ovejas para despojarlas de la lana con hábiles tijeretazos. Con el pretexto de entablar conversación con ellos, me interesé por el precio de aquellos vellones. ¡Qué satisfacción poder comunicarse en el mismo idioma con aquellas gentes! Me alegró saber que, contrariamente a lo que ocurre España, aquí la lana todavía es valorada y tiene buena salida como materia prima para la abundante artesanía textil. 


 

El autobús partió. Sobre el caserío, la clara luz del día reverberara sobre el peñón de San Cayetano cuyas rocas rosadas dan nombre al poblado de Pucara (puka en quechua significa rojo). En el asiento, mi último pensamiento fue para Hatun Ñaqak, que con su ristra de cabezas tatuadas en la espalda a modo de macabros trofeos y sus ojos enormes mirando al infinito, presa de efectos alucinógenos, es el señor indiscutible del museo. Lo imagino en su penumbra ejerciendo de maestro de ceremonias ante las miradas impávidas de los turistas que nada saben de él, el mismo que con su fiereza de piedra congelada en el tiempo, es el oráculo que lee en las estrellas, en el rayo, el que ordena cuando se cultiva, el que vaticina la lluvia y pide protección a los dioses que se desparraman esculpidos en figuras antropomorfas y por la superficie dura de las estelas en forma de rana, serpiente o pez-puma. El sobrevivirá a todos, será el último en morir porque cuando llegue ese día los dioses se habrán quedado sin servidores.



 


 



viernes, 10 de febrero de 2017

Post Facebook 2017 febrero

10:14
1 Febrero 2017






Impresionante exposición de fotografía en el Museo Nacional de Antropología sobre la posguerra española, de Valentín Vega. Tras la Guerra Civil pagó con tres años de cárcel su militancia en un partido de izquierdas. En "La vida por delante" expone fotografías de su tierra, Asturias, tomadas entre 1941-1951. No hay muchas fotos pero pasé casi dos horas viéndolas. En cada una había detalles que yo había alcanzado a conocer a pesar de haber nacido en 1961. Al parecer esos tiempos oscuros y tristes, aunque muy atenuados, alcanzaron mi memoria de niño.








 





 






5 Febrero 2017






Noche de Impacto en el centenario cine del Café de Afuera, Alcanadre, para celebrar la festividad de santa Águeda. Tan secular como el Café es el espectáculo de la bailarina que encandilaba con sus desnudos a los abuelos que en su juventud acudían en masa desde toda la Rioja y Navarra. Me da por pensar que en décadas pasadas, donde la represión sexual era dogma de fe, Alcanadre tenía bula papal quizás por su pasado templario al que la santa está tan vinculada. No deja de resultar curioso que se festeje la onomástica de una mujer como Águeda, que prefirió el martirio antes que perder la virginidad, con un candente show de stripper que hace algunos años bajó desde el gallinero a las primeras filas a todos los menores de edad del pueblo de entre 10 y 17 años, en lo que se ha convertido en un prodigioso ritual iniciático de gallitos a gallos. La función de hoy ha estado al nivel del mítico cabaret zaragozano del Plata con la stripper Paulina y su cuerpo escultural pero, sobretodo, con el showman Nacho de Noche que disfrazado con corsé de lentejuelas y cofia se dejaba ver el plumero que alegre retozaba como badajo sin campana, bajo un mandil que apenas lo ocultaba.
(Dedicado a título póstumo a tío Ángel, el Panadero que, sin duda, anoche lo hubiera gozado).










  











6 Febrero 2017








El 6 de febrero se celebra Santa Dorotea, mártir que hasta hoy había pasado desapercibida en mi vida como tantas otras cosas. A ella me llevó no la fe si no mi hijo Alejandro. Casualidades de la vida, la santa se convirtió en su protectora por un fortuito contrato de trabajo temporal en la sección de frutería de Alcampo. Patrona de los fruteros, es descrita en el martirologio como "caritativa, pura y sabia'. Mi pequeño Alejandro comparte con ella al menos dos cosas, la primer...a su espíritu caritativo como puso de manifiesto un calco oculto en su mesita de noche de una subscripción anual a 'Save the children" con una modesta cantidad de su también modesto salario. Y la segunda, una manzana pues siendo pequeño y no gustándole la fruta pidió una de postre en un restaurante, que por su precio en aquella época debieron haberla cogido del árbol prohibido del Paraíso Terrenal, o quitada de la mano de Paris en las bodas de Peleo y Tetis justo antes de entregársela a Afrodita y provocar la Guerra de Troya. Dorotea porta tres manzanas en un cesto que sujeta con sus manos, como atributo de su santidad, mientras que, Alejandro cada día acarrea palés de ellas al puesto convenido para cobrar su nómina a fin de mes. Dios los cría y las manzanas los unen.





 









8 Febrero 2017








El pasado sábado, so pretexto de comprarme unas zapatillas a buen precio me acerqué hasta Arnedo, laboriosa localidad de la Rioja Baja más conocida por sus fábricas de calzados que por sus méritos arquitectónicos y naturales aunque, en realidad, lo que me apetecía de verdad era visitar el pueblo. Dominando el valle medio del río Cidacos se alza sobre un promontorio de arcilla y arenas un viejo castillo moro del año 800 carcomido por los siglos y las guerras. Antaño orgulloso,... Arnedo creció a su sombra hasta convertirse en una de las ciudades más importantes de la línea fronteriza del Ebro. Hoy, aquella poderosa fortaleza es un gigante con pies de barro que apenas puede mantener las piedras de sus murallas, recordándonos lo efímero de la gloria. Con el tiempo, en las escarpadas pendientes del cerro, los más humildes horadaron cuevas donde buscar cobijo. Abandonadas por todos ahora forman parte del amplio legado de recuerdos melancólicos del pasado y un privilegiado balcón con bellas panorámicas sobre la vieja ciudad.






  

  



9 Febrero 2017




A comienzos del s. X el esplendor del Arnedo musulmán cayó bajo las armas cristianas. Las voces de los almuédanos llamando a la oración desde los minaretes de las mezquitas se apagaron para siempre y, en su lugar, los tañidos de las campanas de las iglesias se expandieron graves y pesados por todo el valle medio del río Cidacos. Contento como un niño con mis zapatillas nuevas, bajé del castillo por la calle de los Moros y me dispuse a andar por las estrechas callejuelas que forman un pequeño laberinto en torno a la iglesia de San Cosme y San Damián, patronos de la villa. De allí marché al cerro de San Fruchos, un santo tan desconocido que su nombre ni siquiera viene en internet. Rodeado de polígonos industriales, el cerro con forma de tarta y múltiples capas rellenas de cacao ha conservado milagrosamente su cara sur, en la que se abren misteriosas cuevas imposibles de alcanzar a pie por estar colgadas en mitad de la escarpada pared. En una de ellas tenía su hogar San Fruchos, el enigmático eremita del que solo conocemos su nombre. Sorprenden los huecos excavados en la pared con forma de pequeñas casillas de palomar que, vistos desde abajo, parecen tableros de ajedrez. Columbarios donde depositar las cenizas de aquellos hombres santos enriscados como las cabras, sin más compañía que la de los buitres leonados que planean sobre el valle, o abejeras o palomares, ¡que más da! es un goce para los sentidos y una excusa razonable para ir a Arnedo, incluso aunque no compres zapatos.










 
 
 

10 Febrero 2017






Parece que el Ayuntamiento de Madrid, siguiendo los pasos de la anterior alcaldía, se ha propuesto dejar sin árboles nuestra ciudad como ilustra la imagen que he captado esta mañana. Mi barrio ha sido tomado desde primera hora de la mañana por un grupo de Ángeles Exterminadores que a la usanza bíblica (Ex. 12-13) cambiaron sus flamígeras espadas por ruidosas motosierras. La única diferencia es que en este caso fueron los árboles marcados con una cruz roja los que sufrieron la ira de la divina corporación. Quizás necesiten madera para imprimir millones de cartas que enviar a los ciudadanos para que votemos en el referéndum de la remodelación de la Plaza de España olvidando que esto es posible a través de Internet. No se si serán revolucionarios en sus propuestas pero lo que está claro es que no son nada ecologistas. Y quien crea que esto es un posicionamiento político es que no entiende nada.

















11 Febrero 2017


En un lugar de la Mancha, de nombre San Clemente, a medio camino entre Broadway y Bombay, se ha representado con llenazo total, Mamma Mia protagonizado por los alumnos de 3 y 4 de ESO del colegio Nuestra Señora de los Remedios. Con las inolvidables canciones de Abba y la divertida historia de la libertina Donna, los hijos de don Quijote han cabalgado con éxito por el escenario una vez más. ¡Enhorabuena!





12 Febrero 2017





En ese inmenso baúl de los recuerdos que es la casa de mis abuelos se encierra un universo de objetos que pone luces a mi pasado más remoto, incluso aquél que ya existía antes de ser parido. Entre ellos hay uno por el que siento fascinación: el viejo álbum familiar de fotos del que todos, hijas y nietos, hemos ido sacando alguna. Sin la ayuda de mi madre y mi tía me resultaría imposible identificar a muchos de esos personajes en blanco y negro, a los que me unen lazos consanguíneos. Es el caso de Isauro Gabaldón, nacido en Tébar, Cuenca, que dedica esta foto a su primo Manuel, mi bisabuelo, en 1924. Al calor del brasero mi madre me ha contado de él lo que le alcanza la memoria. Al parecer, Isauro era un joven muy inteligente obsesionado con la idea de irse a Filipinas. Convenció a mi tatarabuela Marcelina, madre de Manuel, para pagarle el pasaje hasta allí en algún viejo buque de vapor que le llevase a los remotos mares de la China. Sin dinero pero con ilusión y estudios en leyes, alcanzó las islas cuando ya no eran parte de aquel extenso Imperio español en el que nunca se ponía el sol. En Manila conquistó a una rica dama que le abrió las puertas de la alta sociedad y no tuvo reparo de militar en un partido nacionalista filipino que era lo que entonces prometía. Isauro fue gobernador de la provincia de Nueva Écija, y poco después flamante senador, época en que le dedicó la foto a Manuel. Interesante, ¿verdad?








14 Febrero 2017


San Valentín, mártir que murió degollado por casamentero en la Roma imperial de finales del s. III, fue acogido por los enamorados como su patrón y sus reliquias no tardaron en ser repartidas por los anaqueles de las galerías comerciales del mundo entero en forma de colonias, lencería fina y otras mercaderías que actúan como potente bebedizo en quiénes lo toman. Bajo el influjo del hechizo de amor se estimulan las emociones positivas de los amantes y desinhibe del miedo y la prudencia hasta el punto que es capaz de hacer saltar al vacío a una malabarista, como la de la portada del The New Yorker, confiada en que al otro lado del trapecio encontrará unas manos firmes donde agarrarse. En esta ocasión, ni el corazón tendido en la mano, ni el ramo de rosas rojas evitará que la amorosa pirueta que la transporta por los aires termine en los suelos. Ya que en el amor la cabeza no forma parte del juego solo me resta felicitar a todos los trapecistas y saltimbanquis del mundo....y desearos mucha suerte en lance.


16 Febrero 2017


Los mayores son Historia viva por lo que deberíamos escucharlos mucho más de lo que habitualmente acostumbramos a hacer. Con sus gestos, expresiones y palabras en desuso forman parte de la memoria colectiva, la misma que cae en el olvido cada vez que uno de ellos nos deja. Rara vez sus historias me dejan indiferente. Hablando de las fiestas de Santa Águeda con la tía Irene y el Ángel Pichón, recordaban que en su juventud, ya muy lejana a sus 80 y tantos años, duraban toda la semana equiparándose en importancia a las fiestas patronales de San Roque. Hoy, un viejo café da para albergar a todos los que acudimos al baile pero antaño eran cinco o seis locales los que se llenaban con gente venida de todos los sitios convirtiendo a Alcanadre en Las Vegas de la Ribera del Ebro. Claro que entonces en el pueblo las quintadas de jóvenes estaban bien nutridas como acredita este pormenorizado manuscrito de cuidada letra con los 58 nacimientos habidos en 1929, posiblemente más que en los últimos 10 o 15 años. Nuestros mayores tienen muchas cosas más que contarnos, por eso reclamo para ellos el título de Guardianes de la Memoria y, que debido a su importancia cultural, ser considerados Patrimonio de la Humanidad.















19 Febrero 2017


Desde hacía mucho tiempo tenía ganas de visitar las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real y hoy, por fin, llegó el día. Sin pereza, acompañado de la riojana y de un buen almuerzo para degustar en pleno campo (es una debilidad que no puedo resistir) recorrimos los 180 kms que las separan de Madrid y llegamos al Okavango manchego. Como aquél, éste es un rincón lleno de vida natural al que afortunadamente declararon Parque Nacional. Quizás, gracias a su protección especial, consiga preservarse. En el punto donde los Ojos del Guadiana afloran y se unen a las aguas del río Cigüela y la de múltiples arroyos que bajan de los Montes de Toledo, tiene lugar el milagro de la vida. Finas láminas de agua dulce y salobre son el espacio ideal para reposo y cría de millones de aves migratorias que encuentran refugio entre la espesa vegetación de carrizos y juncales. Sobre sus aguas se yerguen como fantasmas tarayes centenarios y otros árboles resistentes a los ambientes salinos que me recordaron exóticos manglares. Todo un espectáculo de Naturaleza humilde pero de belleza soberbia.


 



20 Febrero 2017




Aprovechamos la cercanía de las Tablas de Daimiel al castillo de Calatrava la Vieja para acercarnos hasta él a pesar de lo avanzado de la tarde. Su fama de fortaleza estratégica y la enconada lucha entre moros y cristianos por su dominio a lo largo de los s. XI y XII me tenía tan intrigado que vi la oportunidad de satisfacer la curiosidad. ¡Y vaya si me resarcí a gusto! La historia se entiende mejor cuando se vive in situ. De aquella impresionante alcazaba y su medina apenas ...son visibles algunos muros y fragmentos de poderosas torres. El resto yace bajo tierra esperando ser exhumado para ser estudiado por expertos forenses en el pasado que determinen las causas del colapso final de la poderosa ciudad de los Omeyas. De nada sirvió que la fortaleza estuviese dotada de las técnicas defensivas más avanzadas de la época. El fanatismo despiadado de la fe, defendida a golpe de espada y cimitarra, derribó todos los ingenios humanos. Nada pudo detener a las hordas de almorávides y almohades llegadas del norte de África, ni a los cruzados templarios o la orden militar de Calatrava. Unos sucedían a los otros en aquel recinto según la suerte de las batallas. De todos ellos, hoy solo quedan sus espíritus reencarnados en los cuervos que habitan sus muros y rompen el silencio de las ruinas con amenazantes graznidos de guerra.








 



26 Febrero 2017




Ser juez y parte es una mala praxis pero por una vez voy a autoindultarme porque la ocasión lo merece. Hecha al alimón entre la Manuela, felizmente recuperada de su ictus, y yo nos ha salido una paella de pollo y verduras cojonuda. El vino de la bodega familiar, el joven blanco viura Beleluin, se ha convertido en un complemento imprescindible para cualquier paella que se precie de buena. ¡Queda dicho!




La imagen puede contener: comida



27 Febrero 2017


Un hombre que no acaba lo que empieza es un hombre sin principios y yo no estoy dispuesto a serlo. Así es que, ni corto ni perezoso he retomado mi viaje por Perú y ya no dejaré de escribir sobre él hasta el final. Creo que tengo para otros 7 capítulos, jajajaja. Ahí va, lo dejo en vuestras manos, si es que sois capaces de llegar hasta el final.